Los Elementos guardianes de los tiempos.

3 años ago
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El abuelo fuego, dando su consejo en una noche de silencio.

 

Cuando los Elementos son convocados, resguardados, escuchados y portados por los caminantes, para que con su gran magia ancestral, logren hacer  el trabajo de tejer  y entreverar las fibras doradas del amor y de la evolución, logrando así que ese telar dorado irradie y reestructure  la sabiduría universal.  

Los señores elementales, son portados austeramente por los caminantes, ¿y quién los porta?, quien quiere ir ofrendando al camino algo, quien quiere ir sembrando ideas, sentimientos, espíritu, magia e intención.   La Tierra, lleva como vestimenta un sencillo morral, a veces bordado a mano y otras veces hecho de fibras de henequén,  y ahí se llevan semillas, dulces, piedras, monedas, chocolates y pétalos, que en su conjunto evocan a la esencia de la Madre Tierra, Madre Divina, quien a pesar de todo el daño hecho por los humanos, Ella sigue amando, con total compasión y tolerancia, sosteniéndolos y alimentándolos. La magnificencia de la Madre Tierra, no solo inspira a los corazones que saben sentir la pureza del amor, sino que también activa el quehacer de los altruistas y voluntarios guardianes de la Tierra, invitándolos a ser mejores hijos y hermanos, motivándolos a despertar mas conciencias dormidas, y a cuidarla, defenderla del globalismo voraz que todo se traga y no respeta nada.   En cada semilla ofrendada, en cada piedrita  lanzada a la Tierra no solo simboliza un profundo agradecimiento, sino que se hace un compromiso de verla, sentirla, palparla, abrazarla y también sostenerla.  Quizás ella no necesita de los humanos, al contrario, se le haría un favor muy grande la extinción humana, sin embargo  los humanos si necesitan de Ella.

Un jarrito de barro es el que  contiene a la sagrada esencia del agua. Agüita divina, contigo todo y sin ti nada.  Ella limpia, purifica y refresca todo, esa manda lleva quien se siente lo suficientemente capaz de limpiar y nutrir al Camino, a veces esa tarea no es fácil de hacer , son las emociones las que se mueven, son los sentimientos los que se limpian, y si se ha tenido un año complejo, lo mas seguro es que el caminante portador del agua, en varias ocasiones mientras camina sienta brotar las lágrimas de sus ojos y con ellas también vaya limpiando el camino, su pasado, su historia, su memoria, no solo suya sino de todos y de todo. Pequeñas gotas de agua son ofrendadas y a pesar de su minúscula existencia, no deja de contener la memoria milenaria del universo.  Agua de vida, agua de lluvia, agua de manantial, agua de mar, agua de laguna, agua de estero, agua de lagrimal, agua, sangre que corre por las venas, agua nieve, agua lluvia, agua-viento, agua divina, agua de estrellas, agua dulce, agua salda, agua amarilla, agua…  Los guardianes del agua, hacen sus rezos para ella y no solo se quedan en los espiritual, sino que trascienden las dimensiones materiales, la cuidan, la honran, la veneran, la sienten, le cantan, le rezan, la reciclan, la reutilizan, la dejan fluir limpia y clara. 

Un caracol es quien llama al viento, aliento de vida, principio de la existencia, nace el recién nacido y lo primero que necesita hacer es respirar y después… el encuentro con el último aliento… cuando se va ya no vuelve y todo cambia para el ser, empieza la existencia meramente espiritual.   El caminante que se ofrece a portar el viento, no sólo lleva la memoria del mar en sus manos, sino que debe ser muy cuidadoso con sus pensamientos, estos son captados por el éter y después se reafirman con el sonar del caracol.  Viento, no se ve, pero ahí está, es como se explica la existencia divina, es como se comprende lo sacralizado de lo divino… no hay materia, es invisible ante los ojos, pero esta ahí, es cierto, ahí está y vive en todo y todos viven gracias a él. 

Un sahumerio, hecho de manos artesanas, es quien porta al Huehuetetol, al gran abuelo viejo, ese fuego precioso, que ilumina todo a su paso y corta todas las telarañas y parásitos malignos que entorpecen la evolución humana.  Tan majestuoso, tan peligroso cuando se devora pero tan humilde al dejarse portar en las manos. Quien porta al abuelo fuego, necesita tener mucha atención, cuidado y precaución, no solo lleva a un elemental, sino lleva al corazón, que a su vez lanza al corazón del Cielo y al corazón de la Tierra.   Dragones de fuego, luciérnagas de amor brotan de él, a veces regaña y quema el rostro o las manos, seguramente algo se hizo mal, un mal pensamiento, un mal sentimiento, algo.. de lo que somos constantemente presas,  en fin, no importa, así es es ese Abuelo, regaña fuerte. 

Esos son los Elementos Guardianes de los tiempos, quienes van en el Camino, llevando a los caminantes, para que hagan ahora ellos su misión. 

 M.  Adriana Morales Ortiz «Witzilin»

César Daniel González Madruga «El Siervo»

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